Ir al contenido principal

¿Por qué llegamos a perder el control sobre nosotros mismos?

Llegamos a perder el control de nosotros mismos cuando nuestro alrededor esta en total desiquilibrio, cuando algo no esta bien, cuando no sabemos que hacer y nos quedamos inmunes o simplemente cuando llegas al punto de como estabas al principio de todo, que te da igual las cosas. Te preocupas por lo exterior, que son los demás antes que por tu interior, que eres tú y eso al final es lo más importante.

Retenemos el pasado y obtenemos exceso de futuro, olvidándonos así del presente.

Nos sentimos con bastante frustración, con un vacío dentro de nosotros que no es capaz de llenar ni un cariño, ni la persona que queremos y muchísimo menos un objeto material. Empezamos a tener pesadillas constantemente todas las noches, pesadillas de las que nos hacen llorar o recordar a personas que a día de hoy no están en tu vida por alguna razón u otra y te duele, los ataques de ansiedad se intentan apoderar de ti y de tu cuerpo como antes lo intentaban pero no cedas, intenta respirar poco a poco aunque te cueste y así te tranquilizarás. Toma el tiempo que necesites y pide ayuda, no sean como yo. Sientes tanta desesperación por el mañana dejando de lado el hoy tanto que te invade la confusión.

El equilibrio de una vida tranquila es la causa de la alegría y felicidad pero si nuestra vida no esta en total equilibrio podemos sufrir bastantes emociones nada saludables para nuestro alrededor y sobretodo para nosotros.
La estabilidad genera paz que es lo que todos necesitamos para vivir y no andar en guerra.
Esa guerra con el exterior, con nuestro alrededor si no la paramos puede llegar a convertirse en una guerra constante con nosotros mismos cosa que podría complicarnos el día a día y sobretodo la salud.

Perdemos el control con nosotros mismos porque lo que pensamos, lo que sentimos y lo que hacemos no es lo mismo por lo que hay una desigualdad que debemos cambiar.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Nuestra canción

Nos conocimos por casualidad hace años, supongo que el destino y tus ganas de hablarme dieron pie a este sentimiento. Han sido unos meses locos, de risas y enfados, pero sobre todo, risas. Supongo que coincidimos en tanto que a veces chocamos. Y no esta mal. No esta mal, porque siempre nos ganan las ganas. Ganas de conocer mundo con una cámara en la mano, ganas de descubrir hasta donde podemos llegar cada día y cada noche, de llamadas que no tienen fin y muchas canciones. Aunque, para canciones "la nuestra". Que bonita suena desde aquel día. Nuestros amigos seguirán intentando que todo vuelva a la "normalidad", tus amigos me preguntarán por que eres tan importante para mi y seguiré respondiendo de la misma manera, mis amigas dirán que no entienden nada y que todo se arreglará. Aunque, solo se arregla si dos quieren y aquí uno falla. Ahora ya nada es igual. Soy un desastre y tú un orgulloso. Aquella noche no perdí, perdimos los dos. Cada uno a su manera, cada uno c

Enséñame a querer

Ya no siento que me ahogo, siento que me pierdo. Que cada vez estoy más lejos de lo que quiero y de quién quiero. Los días pasan lentos, y los recuerdos y sueños retumban por dentro. Que el querer me da miedo. Que siempre hago un plan de escape para mis sentimientos. Que no quiero seguir sintiéndome sola, ya que me he acostumbrado a que eso es lo que merezco. Nunca antes había querido salir de esta jaula. Sin embargo, ahora no veo el momento exacto, pero no sé como hacerlo. Necesito ayuda, enséñame a confiar.

Noche de estrellas, noche de lágrimas

Caminaba hacia la orilla a paso lento. Estaba igual, pero de preciosa. Quizás había crecido un cm o varios, quizás ya no te recuerde.. Ha pasado tanto tiempo. Piensas...Desde que decidiste desaparecer y por primera vez, ella no te buscó.  No estaba sola. Él la seguía. Fueron juegos de niños. Risas por aquí. Un poco de agua por allá. No dudaron en abrazarse fuerte, tanto que les costaba despegarse. Una vez sentados, hablaban, de ellos. Se te paro el mundo cuando él la beso. Tú de espectador, al fondo, como si se tratase de una película. Ya no eras tú el protagonista. Te faltaban las roscas pero, te sobraban las ganas de llorar. Como cuando ves una comedia romántica. De esas que odias. Él la hacía reír y tú parado. Parado como un idiota, viendo que otro esta a su lado. Te falto valor, o más bien sinceridad en su momento. Ahora que la ves feliz intentas volver. Quieres tener eso con ella. Echas de menos su escandalosa risa que tan nervioso te ponía. Esos detalles tan de ella, tan sorpre