Me he pasado la vida cayéndome y levantándome, tropezándome con piedras, chocando con paredes, resbalándome con las malas decisiones, ignorando las malas lenguas que han intentado perjudicarme. Le he dado valor a cosas visibles solo para mí, haciendo así un altar para ellas en la cima más elevada de mi corazón. También soy amante de esos recuerdos de los que nadie se acuerda, estos están en una esquinita de mi mente y les protejo de cada guerra que a querido que queden en el olvido. Me ha invadido la negatividad y la tristeza. He visto el día, el mañana, el futuro, negro, oscuro, difuminado pero siempre con la cabeza en alto... He saltado entre nube y nube sin querer volver a la afligida realidad de la que tanto huía, teniendo todo totalmente controlado y planificando cada momento, cada segundo de mi imaginada vida. También he volado como si fuera un alma libre sin depender de nada ni nadie, me he creído una arisca vagando por el mundo, creando muros duros difíciles de romper para que