Un día conoces a tu yin. Esa persona completamente diferente pero, con una pizca de ti. Te hace volar. Te hace reír. Te hace soñar y sobretodo vivir. El verano se convierte en poesía. Los días soleados la mejor excusa para ir a la playa. El yogur helado no que falte. Y las noches en vela hablando, mucho menos. Sois de mundos diferentes, él tan serio y tú tan ingenua. Él de correr hacia metas y tú de soñar y creer en las ganas. Él con su impaciencia y a ti que te sobra. Es alguien tan racional que no entiendes el porqué de fijarse en ti. Muy alocada, riéndote de la vida, tan sensible que parece que te vas a romper pero, no, eres más fuerte de lo que creen. Miradas que desbordaban sentimientos que crecían a los segundos. Era el chico valiente capaz de asumir cualquier situación, controlar todo hasta sus ganas. Tú, chica inestable, que huye, que está y se va, chica del quizás. Se complementaban tan bien. Nadie creía en ellos, pero la esperanza tuya hacia que todo valiera la pena, y la alegría también. De repente se intercambiaron los papeles. Tú comenzaste a ser valiente y él huyó de lo que tanto quería. Él decía que si existían las reglas era para romperlas. Desde ahí todo se empezó a romper. Las promesas, los sueños por cumplir, y hasta las miradas quedaron rotas. Y como no, tú corazón poco a poco. Niña risueña y chico egocéntrico. Cada uno con sus sueños, cada uno con sus ruinas. Lo tenían fácil, pensabas. Él con un miedo atroz a volver a enamorarse empezaba a poner barreras, excusas, hasta que tú te cansas. Decides irte, como el verano que un día les unió. Él enfadado, con rencor, no lo acepta. Y siente que le fallaste. Que rompiste su juramente de no irte jamás. Cuando fue él el que te iba soltando hasta quedarse solo. Puso a prueba el aguante que tenías y tras meses aguantando lo inaguantable, decidiste liberarte. Sobretodo, quererte, quererte mucho como él había dejado de hacerlo. Realmente, nunca le soltaste, hasta en las sombras seguías a su lado. Suspirando por él. Deseando le lo mejor, aunque ya no sea juntos. Cada uno decide su destino y con quién comenzar una historia. El chico de respuestas empezó a poner excusas. Y ella, ahora solo quería querer. Lástima que sea él tan yin y tú tan yang. Y qué, sin embargo, hace tiempo que ya no os complementáis. Empezasteis a buscar distintas sensaciones y ahora, nada les une, solo el verano pasado, Él va de cama en cama huyendo del amor, del "te quiero", y tú directa a quererte, para poder querer porque sabes lo que quieres y ya no es a él.
Nos conocimos por casualidad hace años, supongo que el destino y tus ganas de hablarme dieron pie a este sentimiento. Han sido unos meses locos, de risas y enfados, pero sobre todo, risas. Supongo que coincidimos en tanto que a veces chocamos. Y no esta mal. No esta mal, porque siempre nos ganan las ganas. Ganas de conocer mundo con una cámara en la mano, ganas de descubrir hasta donde podemos llegar cada día y cada noche, de llamadas que no tienen fin y muchas canciones. Aunque, para canciones "la nuestra". Que bonita suena desde aquel día. Nuestros amigos seguirán intentando que todo vuelva a la "normalidad", tus amigos me preguntarán por que eres tan importante para mi y seguiré respondiendo de la misma manera, mis amigas dirán que no entienden nada y que todo se arreglará. Aunque, solo se arregla si dos quieren y aquí uno falla. Ahora ya nada es igual. Soy un desastre y tú un orgulloso. Aquella noche no perdí, perdimos los dos. Cada uno a su manera, cada uno c
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