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35 km

¿Sabes cuantos kilómetros nos separan?
No es que sea un número elevado comparado con otros, pero es lo suficientemente grande como para que mis brazos no lleguen a abrazarte.
Son 35 infinitas sonrisas a distancia [de "joder, te necesito ver", de "lo que daría por un beso"] de querer tenerte al lado y no poder.
Y es que parece poco el trayecto que nos separa, pero restemos todo lo que viene detrás, multipliquemos el tramo, dividamos las cortas horas pero sumemos todas las sonrisas que eso provocaría. Que nos provocaría.
Dejemos los números negativos a un lado y prestemos atención a todo lo que suma. Como tú y como yo, como el yin y el yang, como nosotros juntos, como el sol y la luna, como tú la felicidad en persona. Mi felicidad. Todo ese conjunto equivale a arriesgarnos a vivir en el borde del precipicio por amor, por ilusión donde podemos caernos o sobrevivir a pesar de tantas dificultades pero sintiendo en todo momento lo que es querer a alguien... Y es que querer es aguantar, admirar, estar, ser, complementar, ayudar, sostener..., y nunca decaer porque entonces desvanece y nosotros con él.
Pensemos, soñemos, imaginemos todo lo que podríamos ganar si solo apostásemos por nosotros 35 segundos. Porque perder, se pierde siempre, a veces más a veces menos, pero para ganar hay que intentar y ¿por qué no intentarlo juntos?

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