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Días grises

Diría que cayó en el precipicio pero realmente fue en el infierno de su cuerpo,  donde todos aquellos demonios vivían acosta de ella. Donde revivían inseguridades, y miedos y moría la felicidad con la ilusión. Sus inseguridades la llevaban a huir del amor, a sentir de nuevo que moría sin más, a sentir heridas donde sólo habían cicatrices, a ver el ayer con los ojos del hoy. Todos decían que había cambiado, que qué le pasaba, que preferían a la chica de antes... Como seguir siendo la misma cuando todo cambia ? cuando decepción tras decepción se te va acabando la esperanza? una decepción detrás de otra, tantas que no le da tiempo ni de coger impulso para poder una vez más. No sabe que pasa o quizás sabe demasiado pero no dice nada... A veces, lo único que necesita son días de soledad extrema, caras largas sin fingir una sonrisa que no siente, días en los que no quiere que nadie le pregunte que le pasa si no que le den un abrazo tan fuerte que sienta una mínima esperanza de vida, de vivir. Le fallan las ganas al levantarse de la cama, no es sueño, es por falta de sueños. Mira el móvil a los minutos, cuando aún sigue acostada y no ve en la barra ningún mensaje que le haga empezar bien el día, ni que le ponga una sonrisa... Ella es complicada,  es inconformista, es el desastre que cualquiera no puede entender pero que quien lo conoce, sabe de sobra que esconde un arcoíris en su sonrisa. Sólo apto para quien ve más allá de la lluvia, de su lluvia. Quizás se trata de necesitar cariño a momentos y otras de negarlo por completo. Días en los que se siente abatida, fuera de lugar, sin fuerza para respirar un segundo más.  Son simples días en los que le gustaría estar lo más lejos posible mirando a todo pero sin sentir nada. Siempre dice que pensar más de la cuenta es malo, y trae consecuencias que pueden perjudicar. Y tiene razón, mucha razón. Pensar demasiado te hace más triste porque realmente abres los ojos a la realidad quitándote esa venda de inocencia mientras poco a poco tus sueños juegan al escondite.  Pero no huyen, siguen, no los ves, no los encuentras, pero no mueren. Son solo días grises de lluvia interna. De lágrimas que no se ven pero se oyen.

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