Ir al contenido principal

Ojos cafés y una sonrisa encantadora, así empezaba el verano


Me pregunto tantas noches, tantos días ¿por qué? ¿Por qué no puedo escribir de ti? ¿Por qué cuando creo que estamos bien, todo da un giro muy brusco? ¿Por qué te prohíbes querer? Que desde que te vi me di cuenta de que sin buscarte te había encontrado pero todo desde el silencio. Y sin saberlo. Miradas, sonrisas, palabras.
Dicen que los polos opuestos se atraen. Tú eres más de verano, yo de invierno. Pero también chocan y se repelan. Caprichoso, eso eres a veces. Ojalá hubieras sido así conmigo. Ojalá hubiera sido yo tu capricho. No te voy a echar nada en cara, desde el primer momento todo lo aclaramos para que no hubieran mal entendidos. Para que ninguno se ilusionará. Pasamos de desconocidos a conocidos, de amigos a algo especial. Sí, algo especial. Te decía que no eramos nada, que no teníamos nada. Pero como especificar si no querías nada. Y yo tampoco. No quería nada hasta que te conocí. Que no perdías a nadie pero sí que alguien se centrará en ti, siendo a veces tu incapaz de centrarte en nadie que no fuera en ti. Tú no querías amor pero te recordé lo que era. Me encontraste la paciencia que tanto había buscado. Me enseñaste tantas palabras, tantas cosas, cosas que no sabían que me gustaban. Y me encantaba. Volví a ser yo, la niña detallista. La que sorprendía. Me encantaba verte de profe explicándome lo más complicado haciéndolo sencillo. Cortando las palabras y repitiéndolas para mi. También, me encantaba como me obligabas a hacer aquello que no hacía. Te preocupabas por mi. Y que no me cayera con los tacones, ni bebiera de más. Con tus "avísame cuando llegues" cuando me dejabas en la puerta de casa. Me gustaba verte de todas las maneras. Siempre me encanto observarte mientras conducías. Yo solo quería verte reír. Y aunque tuviéramos una canción, nuestra canción. Te juro que ninguna sonaba mejor que tu risa. Por eso siempre me esforzaba. Valías la pena aunque lo negarás y a veces fueras un capullo. Ambos eramos diferentes. No coincidíamos en nada o en casi nada. Nos picábamos, nos jodíamos pero a los segundos todo iba perfecto. No nos poníamos de acuerdo en nada. Tú un chico seguro, yo una chica de subidas y bajadas. Por coincidir, no coincidíamos ni en la altura, ni en la edad. Teníamos diferentes pensamientos, pero algo nos unía. Y ese algo, era especial. Tú pasotismo me mataba, tus palabras a veces eran crueles. Yo una niña sensible. Eras fuerte y yo a ratos. A ratos arriba, a ratos a bajo. Como tú y como yo. Eres la montaña rusa en la que nunca me hubiera bajado. A segundos risas, a otros piques. La montaña por la que me seguiría mareando a pesar de tantas curvas. Que la subida siempre es aburrida y sencilla pero que cuando bajas, cuando pasas por tanto viene lo mejor. La adrenalina.
Lo más probable es que leas esto. Un día me dijiste que lo que pasaba en verano ahí se quedaba. Yo te conteste que nada se podía quedar porque no había pasado nada, al menos hasta ese entonces. Te mentí. Como a veces te hago. Porque yo te seguía viendo, yo nos seguí viendo después de verano a pesar de que no hubiera pasado nada, o quizás todo. Y tanto que hablamos, tanto que me decías, veíamos un pequeño futuro entre tanto miedo, que a ratos se te olvidaba que huías del amor. Pero te pudo, y te fuiste. Desapareciste. Nunca he tenido miedo a que no me quisieras, solo he tenido miedo a que no me quieras como realmente en el fondo de ti si querías quererme. Quiero pensar que nunca me quisiste, porque sería egoísta para los dos que hubieras cogido el camino fácil. Ya sabes lo inocente que soy, me gusta sentirlo todo con intensidad. Sin pensar en el golpe. Supongo que todo esta en las ganas. Sin ganas no  queda nada. Porque da igual tantas diferencias, si cuando nos miramos hay esa chispa de fuego, de ilusión. De querer querer aunque no sea lo primero que se quiera. Porque desprendías amor aunque fuera una palabra tabú para ti.
Hace tiempo te habían roto el corazón , desde entonces nada fue igual. Yo más bien corría en contra del amor. Coincidíamos en que no le queríamos darle a nadie la oportunidad de conocernos lo suficiente como para nos rompieran de nuevo. Pero poco a poco fui siendo tuya, en lo más sencillo de la palabra. Tuya. Que todo lo pequeño acaba siendo grande, dependiendo de con que ojos se mire. Y yo a ti te miraba, y veía todo. Todo lo que quería ver.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Nuestra canción

Nos conocimos por casualidad hace años, supongo que el destino y tus ganas de hablarme dieron pie a este sentimiento. Han sido unos meses locos, de risas y enfados, pero sobre todo, risas. Supongo que coincidimos en tanto que a veces chocamos. Y no esta mal. No esta mal, porque siempre nos ganan las ganas. Ganas de conocer mundo con una cámara en la mano, ganas de descubrir hasta donde podemos llegar cada día y cada noche, de llamadas que no tienen fin y muchas canciones. Aunque, para canciones "la nuestra". Que bonita suena desde aquel día. Nuestros amigos seguirán intentando que todo vuelva a la "normalidad", tus amigos me preguntarán por que eres tan importante para mi y seguiré respondiendo de la misma manera, mis amigas dirán que no entienden nada y que todo se arreglará. Aunque, solo se arregla si dos quieren y aquí uno falla. Ahora ya nada es igual. Soy un desastre y tú un orgulloso. Aquella noche no perdí, perdimos los dos. Cada uno a su manera, cada uno c

Enséñame a querer

Ya no siento que me ahogo, siento que me pierdo. Que cada vez estoy más lejos de lo que quiero y de quién quiero. Los días pasan lentos, y los recuerdos y sueños retumban por dentro. Que el querer me da miedo. Que siempre hago un plan de escape para mis sentimientos. Que no quiero seguir sintiéndome sola, ya que me he acostumbrado a que eso es lo que merezco. Nunca antes había querido salir de esta jaula. Sin embargo, ahora no veo el momento exacto, pero no sé como hacerlo. Necesito ayuda, enséñame a confiar.

Noche de estrellas, noche de lágrimas

Caminaba hacia la orilla a paso lento. Estaba igual, pero de preciosa. Quizás había crecido un cm o varios, quizás ya no te recuerde.. Ha pasado tanto tiempo. Piensas...Desde que decidiste desaparecer y por primera vez, ella no te buscó.  No estaba sola. Él la seguía. Fueron juegos de niños. Risas por aquí. Un poco de agua por allá. No dudaron en abrazarse fuerte, tanto que les costaba despegarse. Una vez sentados, hablaban, de ellos. Se te paro el mundo cuando él la beso. Tú de espectador, al fondo, como si se tratase de una película. Ya no eras tú el protagonista. Te faltaban las roscas pero, te sobraban las ganas de llorar. Como cuando ves una comedia romántica. De esas que odias. Él la hacía reír y tú parado. Parado como un idiota, viendo que otro esta a su lado. Te falto valor, o más bien sinceridad en su momento. Ahora que la ves feliz intentas volver. Quieres tener eso con ella. Echas de menos su escandalosa risa que tan nervioso te ponía. Esos detalles tan de ella, tan sorpre