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¿Y qué pasa cuando se juntan la paz y la guerra a la vez?

¿Cuando cada una lucha por ganar y acaban perdiendo ambas?..Tarde se dieron cuenta de que si unían sus diferencias podían llegar más lejos juntas que solas. Que la paz tiene guerra, y la guerra tiene paz. Entre tantas diferencias se segaron sin ver esas similitudes. Desacuerdos y acuerdos. Acuerdos y desacuerdos. Que injusticia. Eso pensaba cada una de la otra si ganaba. Siempre pensaban, siempre acababan encontrando las respuestas a sus propias preguntas. Lástima que se confundían con las preguntas. Lástima que en el fondo se necesitaban. Lástima que se negaban. Que no hay guerra sin paz. Ni paz sin haber antes guerra. Ambas deseadas, unas para el mal, otras para el bien. Pero..¿qué es realmente el mal? ¿qué es realmente el bien? ¿qué sería el mal sin el bien? y ¿qué sería el bien sin existir el mal? todo depende de con qué ojos se mire..tenían la misma finalidad, ganar. Ser el héroe de su propia película. Se olvidaron que las películas compartidas son más divertidas. Que entre dos todo sale mejor. Que todos tenemos una guerra que intentamos ganar para conseguir esa paz que tanto anhelamos. Hay personas que tienen esa paz y tranquilidad, otras sin embargo son pura guerra. Y cuando se juntan la tranquilidad con la revolución se forma una explosión pero, de vida. La tranquilidad huye, para qué ruido, para qué salir de la rutina, para qué volver a sentir. La revolución sin embargo iba a por todas, con muchas ganas que no le sobraban, a romper con esa monotonía, a romper las reglas. El problema fue cuando la paz dijo que si existían las reglas era para romperlas, y ahí fue cuando la revolución comenzó a tener las suyas propias. Sus propias reglas. Iban en diferentes direcciones pero con el mismo fin, ganar. Eso querían, y cuando se juntaban mas que ser paz y guerra, eran felicidad. La tranquilidad se dio cuenta de que cada día era igual al anterior y que eso no era precisamente vivir. La revolución entendió que deben de haber algunas reglas, algún silencio, algún stop. Y aunque eran felices juntas, cada una tenía su propio rol. No intentaban cambiarse, pero se ayudaban para ser mejores. La paz le decía a la guerra cuando tenía que aflojar y la guerra le decía a la paz cuando necesitaba un poco de locura. Aún así.. vivían en otros tiempos. La guerra era guerra por desacuerdos y la paz era paz por pasar numerosas guerras y aunque en todas habían desacuerdos siempre acordaban la tranquilidad. La tranquilidad tan experimentada le decía a la revolución que debía de pasar por todo el proceso para luego estar en el mismo rol y así estar juntas. La revolución tan testaruda no quería cambiar de rol, le gustaba el suyo propio. Ella creía que podían luchar juntas sin necesidad de estar en el mismo rol. Que aunque eran opuestas así podrían llegar más lejos. La paz inventaba excusas, la guerra más se acercaba. Llego un punto en el que las ganas de la guerra se las comenzaron a robar.. Y es que hasta la paz tiene un poco de maldad. La paz no quería hacer daño y por eso lo hizo. Parece un buen acto. Aunque la paz no se dio cuenta que intentando hacer el bien comenzó a hacer el mal. Y es que somos una mezcla de maldad y verdad. Que la paz por dentro tenía una gran batalla consigo misma y que la guerra por dentro era pura armonía. Ambas se necesitaban, se querían pero les pudo más las diferencias que se veían a simple vista. Ambas se seguirían pensando, pero en silencio. Ambas habían cambiado.

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